En los ribazos soleados, en los carasoles tomillos, oréganos y grandes troncadas de ontinas.
María Luisa
María Luisa
Esta misma mañana, la dehesa amanecía un poco helada, y apenas pudo captar la cámara, con la velocidad del coche, el vuelo de las grullas.
Desde que nos abandonó el último temporal, hace escasamente dos días, pareciera que la naturaleza ha entrado en ebullición.
Cada mañana, antes de que amanezca, pasamos veloces con nuestros coches muy cerca de los campos adehesados que se extienden no muy lejos de la ciudad. Con las primeras luces, bandadas de grullas pasan antes nuestros ojos y se posan cerquita para comenzar a buscar su sustento. Es una imagen preciosa, las grullas planeando, la helada sobre el suelo, la niebla al pie de la sierra de San Pedro, la luz del amanecer.
Los aviones comunes llegaron a finales de enero. Los primeros los vi el día 28 y desde entonces se han ido acercando cada vez más a sus nidos de barro, y se afanan en su reconstrucción.
También los verdecillos andan muy atareados con sus trinos, se les escucha desde muy temprano, y tempranero también es el verderón, esta misma mañana he oído el primero de la temporada en un parque cercano a mi casa. En fin, todo bulle con el aumento de las horas de luz, con la leve subida de las temperaturas.
Pronto se irán las grullas. Y las avefrías que ya se las ve en bandos numerosos.
Y seguiremos viajando temprano, pero ya con plena luz de día.
Un saludo.
Pilar.