Cuentan los pescadores que también los ven en superficie y que parecen dormidos, flotando en el agua sin hundirse gracias a su hígado rico en aceites.
Mónica Fernández-Aceytuno
Mónica Fernández-Aceytuno
Como no quiero insistir en malas noticias, desde hace tiempo no te envío ninguna nota sobre el particular. En la fotografía que te adjunto, de hace dos meses, podrás contar una docena de palmeras muertas, todas las que salen en la imagen, a excepción de la de la izquierda, una Washingtonia, género hasta ahora no atacado por el picudo. Los tratamientos que se están aplicando dan buenos resultados pero son engorrosos y caros y, a la larga, se irán abandonando. En el Parque de María Luisa de Sevilla, tratado en su totalidad, no se ven palmeras enfermas. Sería una buena idea importar enemigos naturales que puedan controlar la plaga o tomarse en serio el uso de cebos envenenados con atrayentes muy específicos, no vaya a ser el remedio peor que la enfermedad.
Un abrazo. Joaquín
Joaquín