Hace unos días, me comentaba un amigo que en décimas de segundo, delante de ellos, y para disgusto de sus hijos, un cernícalo metió las patas a través de los barrotes de la jaula.

Pedro / Foto: Cristóbal García

Hace unos días, me comentaba un amigo que en décimas de segundo, delante de ellos, y para disgusto de sus hijos, un cernícalo metió las patas a través de los barrotes de la jaula.

Pedro / Foto: Cristóbal García

Hace unos días, me comentaba un amigo que en décimas de segundo, delante de ellos en su terraza del centro de Sevilla, y para disgusto de sus hijos, un cernícalo metió las patas a través de los barrotes de la jaula y se llevó su canario en una pequeña carnicería. Pero lo que me ha sorprendido es que, al comentarlo, me he enterado que no es ni mucho menos el único caso, sino que es bastante usual. Han encontrado estas rapaces una fuente de alimentación fácil en las ciudades, un nicho donde prosperar.

Pedro

FOTO: Cernícalo

AUTOR: Cristóbal García

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