En México, el nombre común “cempasúchil” procede de la palabra en náhuatl cempōhualxōchitl que significa “veinte flores”.

José Manuel

En México, el nombre común “cempasúchil” procede de la palabra en náhuatl cempōhualxōchitl que significa “veinte flores”.

José Manuel

Hace pocos días, y quizá coincidiendo con los días de noviembre, y sin que lo haya advertido nadie, aparecieron plantadas en una rotonda cercana a mi casa, donde antes solo había un triste naranjo y algún que otro jaramago, unas decenas de plantas de caléndulas, como se muestra en la fotografía adjunta.

Tengo buena amistad con personas mexicanas, que me han asesorado sobre el uso de esta planta, y que, curiosamente por la coincidencia en el tiempo en que aparecieron plantadas en la rotonda, están ligadas a las costumbres mexicanas de su culto a los muertos.

La Caléndula, o flor de los muertos. Tagetes erecta, llamado comúnmente en México Cempasúchil, cempaxóchitl, cempoalo zempoal), flor de muertos y también conocido como clavel chino es una especie de la familia Asteraceae (como por ejemplo el girasol), nativa de América Central y México.

El nombre común “cempasúchil” procede de la palabra en náhuatl cempōhualxōchitl que significa “veinte flores”.

Es ampliamente cultivada y existen muchos cultivares usados en jardinería como planta ornamental.1 En México se utiliza en las festividades del Día de Muertos, para decorar altares y tumbas, de allí el nombre “flor de muertos”. Existe la tradición en México de dedicar un altar en el lugar de trabajo a la persona o personas fallecidas durante el año anterior. También se distinguen entre los difuntos adultos y los niños. A los niños difuntos se les dedica el día 1 de noviembre (día de los muertos pequeños), y a los difuntos adultos se les dedica el día 2 de noviembre. En cada altar dedicado a un difunto, se colocan flores de muerto (caléndulas), así como la comida que le gustaba al difunto y se reza por ellos junto al altar. Sin embargo, desde la antigüedad es utilizada también con fines alimenticios y medicinales.

José Manuel Guerra Sanz

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