Lo que Hopper y López ven en la ciudad no es la gente, sino sus almas transparentes, y la soledad de la luz sobre los edificios.

Mónica Fernández-Aceytuno

Lo que Hopper y López ven en la ciudad no es la gente, sino sus almas transparentes, y la soledad de la luz sobre los edificios.

Mónica Fernández-Aceytuno

Ojalá pueda acudir a contemplar la exposición de Antonio López en el Museo Thyssen-Bornemisza‎ de Madrid.

Mientras tanto, dejo aquí lo que escribí con las semillas de los olmos al fondo.

Gracias por participar.

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ANTONIO LÓPEZ

Me ha encantado ver a Antonio López junto a los Duques de Palma inaugurando su exposición en Boston.

El MFA de Boston, está al final de una calle un poco desangelada, pues se ve tan poca gente por esa calle que se diría que sólo la luz habita sus casas. Como habita la luz los cuadros de Antonio López, o los de su antecesor quizás en la misma sala del museo, que es Edward Hopper, con el que probablemente los entendidos dirán que nada tiene que ver pero que ahora a mí, quizá por este azar de exponer ambos en el mismo museo, se me antoja que se parecen en la soledad de sus ciudades.

Y aunque las calles de cualquier ciudad en primavera se llenan de gente que sale como si hubieran estado hibernando hasta ahora, y llenan las aceras como se llena el alcorque donde el árbol fue talado con semillas verdosas de olmos como monedas sin peso, lo que Hopper y López ven en la ciudad no es la gente, sino sus almas transparentes, y la soledad de la luz sobre los edificios.

Yo no sé por qué imagino a Antonio López madrugando en un día de fiesta para pintar esa luz de la Gran Vía a solas. Y esa misma soledad se aprecia también en el cuadro del lavabo, visto desde arriba muy temprano, cuando aún no has desayunado y el mundo parece que se te viene encima al asomarte a ese abismo de porcelana.

Pero ninguno me gusta más que el cuadro donde salen las flores en un sencillo vaso transparente de agua y el tallo de la flor es distinto, si está sumergido que si está en el aire. Parece partirse por las leyes de la refracción que no entendí del todo hasta que lo vi pintado en el tallo de un lirio, por Antonio López.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC, Viernes 18-4-2008

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