11:14 Los topillos de los que tanto se habló el año pasado como si fuera una plaga excepcional, hay que decir que entró dentro de la normalidad en esta especie a la que llaman topillo: Microtus arvalis.

Y quizá lo de arvalis, venga por arvense, pues es una especie que vive en todo tipo de terrenos cultivados, prados y pastizales.

Su distribución en España hasta los años ochenta se centraba en la Cordillera Cantábrica, pero después, quizá asociado a los cambios en las prácticas agrícolas, se extiende hacia la meseta, y ya Miguel Delibes de Castro escribe artículos en los que hace referencia a la presencia de Microtus en la meseta norte.

Es algo habitual en esta especie, y algo conocido en Centroeuropa y un fenómeno nada extraño, que cada tres o cuatro años sufra el Microtus un boom poblacional, pues así es la dinámica de esta especie, por lo que cabe esperar que este año no haya ningún problema con el topillo, según el experto biólogo que nos ha informado.

Parece ser que todo está relacionado con los nuevos regadíos de la meseta, donde el topillo ha encontrado una extensión de su hábitat como en los fondos de los valles cántabros, y esos grandes campos de regadío que se ven como enormes círculos verdes desde el aire, no sólo está trayendo buenas cosechas de maíz, sino también topillos.

Lo de quemar los rastrojos, lo de echar venenos a granel al campo como si de un desván cerrado se tratara, nos ha retrotraído a las peores prácticas de la agricultura. Y este año dirán que no hay topillos por ello, pero lo que habrá será menos suelo y más veneno.

Y es verdad que habrá menos topillos este año sí, pero porque este año no les toca aumentar sus poblaciones.

Tampoco se dijo el año pasado en la confusión, junto a la queja por el exceso de topillos, que jamás se habían obtenido mejores cosechas.

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