La encina  de unos diez metros de altura y unos quinientos años de vida, se encuentra en la zona

La encina de unos diez metros de altura y unos quinientos años de vida, se encuentra en la zona

LA ENCINA MADRE, UNA ENCINA CON MULETAS, por Juan Carlos Delgado Expósito

No sabría yo ahora mismo decirles de entre las encinas monumentales que llevo visitadas, cual sería la que más me ha impresionado: si la encina del Rañal en Fregenal de la Sierra, la encina de Los Tomillares en Bodonal de la Sierra, de las cuales ya les he hablado en esta página, o esta otra que les presento hoy y que acabo de visitar, en el término municipal de Valverde de Leganes en la provincia de Badajoz.

Después de andar a lo largo de unos cinco o seis kilómetros por los maravillosos encinares adehesados de la Baja Extremadura y una vez que he dejado a mi derecha un pequeño castillo, donde un mastín me ladra desesperado detrás de una verja y una cigüeña blanca se atusa en su nido, instalado en este baluarte, en medio de la dehesa, cruzo un arroyuelo que lleva aguas cristalinas después de las lluvias de los últimos días; sobre esta corriente de agua hay un viejo puente de dos ojos, fabricado de ladrillos y flanqueado por los fresnos, grandes fresnos, dónde también las cigüeñas han instalado sus nidos, en algunos puntos forman incluso pequeñas colonias.

Paso por una cerca donde hay una vieja construcción, una casa a la que le falta la techumbre; un buen rebaño de vacas pastan a mi izquierda, estas no me inquietan a pesar de que no tengo sangre torera, pero están tranquilas con su pitanza. Algunas viejas higueras dan fe de que este llano pudo ser antaño, una huerta; al final de esta supuesta huerta ya se observa la empalizada que guarda la gran encina, la “Encina madre”. Lo primero que llama la atención es un cartelito en el que se explican las características de la encina, pero yo prefiero ignorarlo, primero quiero hacer yo mi diagnóstico sin que me influya nadie ni nada, luego ya veré.

Seguidamente me llama la atención una gran rama primaria que está sobre el suelo sustentada a su vez, al igual que las otras dos que conforman el árbol, por grandes muletas de madera con apoyo creo que de hierro. Pero les voy a exponer lo que yo observo de esta magnifica encina:

La encina de unos diez metros de altura y unos quinientos años de vida, se encuentra en la zona algo más elevada de un llano. Presenta el árbol tronco macizo casi cilíndrico, con ligeros contrafuertes; el perímetro de la base mide cuatrocientos setenta y cinco centímetros y la altura del tronco es de ciento noventa centímetros. Sus tres ramas principales muestran madera de comprensión, esto es debido al exceso de peso de esas grandes ramas, esta es la causa que compromete la estabilidad de toda la estructura del árbol. El tipo de poda con ramaje muy abierto que se realiza desde siempre a las encinas para mayor producción de bellotas es lo lleva a estos grandes ejemplares a perder sus ramas.

El cimal o rama primaria que se dirige hacia el Sureste mide dieciséis metros y se ha caído, está apoyado en el suelo y sujeto por muletas. Esta rama se aferra al tronco con un gran desgarro y un hueco con podredumbres, esta podredumbre está avanzando hacia el tronco, sin ninguna barrera que la pare. Esta rama se bifurca en dos, el que va más hacia el Este, aunque apoyado en el suelo aun está verde y ofrece un fruto sano, en cambio la bifurcación que se dirige hacia el sursuroeste está totalmente muerta y con la corteza totalmente desaparecida, hay orificios de insectos xilófagos.

La rama primaria con dirección Nornoroeste mide catorce metros y veinte centímetros y se encuentra sujeto por nueve muletas. En la base de la rama con el tronco, al golpearla suena hueco, mala cosa, además presenta galería del coleóptero cerambix. De esta misma rama se cayó una segundaria que dejo desgarros, hay podredumbres y exudaciones de la madera, síntomas de podredumbre en el interior.

Y por último la primaria que va hacia el Oeste de catorce metros y cincuenta centímetros, sujeta por cinco muletas, a unos tres metros hay señal de una rama desgarrada, que aun está en el suelo y totalmente seca y sin corteza.

En definitiva las muletas están alargando su agonía, más que su vida. Pero en cualquier caso estos monumentos naturales se merecen todo el esfuerzo para que, incluso en mal estado, podamos deleitarnos de toda la belleza que aun les queda. Larga vida a la “Encina Madre”.

P.D.

Agradezco al Ayuntamiento de Valverde de Leganes su atención conmigo y especialmente a Manuel Torres Tanco, así como a los responsables de la finca.

Juan Carlos Delgado Expósito

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