Las cuernas de los cérvidos no son cuernos, sino verdaderos huesos macizos que crecen y se tiran todos los años, como un árbol tira sus hojas en otoño.
La piel de un tiburón no es lisa. Está llena de dientes que muerden el mar y rompen las redes. Redes que se echan hoy a la gamba o a la cigala en el golfo de León.
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