La primera de ellas es la especie llamada Vanessa atalanta. Tres ejemplares volaban sin cesar sobre las deterioradas hojas de un olmo, posándose sobre su tronco y ramas.

                     Pilar López

La primera de ellas es la especie llamada Vanessa atalanta. Tres ejemplares volaban sin cesar sobre las deterioradas hojas de un olmo, posándose sobre su tronco y ramas.

Pilar López

La primera de ellas es la especie llamada Vanessa atalanta. Tres ejemplares volaban sin cesar sobre las deterioradas hojas de un olmo, posándose sobre su tronco y ramas.

Pilar López

PEQUEÑO CATÁLOGO DE MARIPOSAS

Sigue aumentando mi pequeño catálogo de mariposas, en el que incluyo las que observo, fotografío e identifico, de manera que este otoño he aprendido el nombre de algunas especies que desconocía. A la Colias que descubrí hace ya algunas semanas, la cual no he vuelto a ver, junto con los pequeños licénidos azulados, que todavía revolotean sobre las flores del romero y tienen las alas ya muy deterioradas, he de añadir otras dos nuevas especies que descubrí este fin de semana.

La primera de ellas es la especie llamada Vanessa atalanta. Tres ejemplares volaban sin cesar sobre las deterioradas hojas de un olmo, posándose sobre su tronco y ramas. Volaban a mi alrededor, se perseguían, incluso una de ellas se posó sobre mi brazo cuando fotografiaba a otra que estaba sobre el tronco, y estuve un rato como una estatua contemplando aquella maravilla sobre mi camiseta blanca.

La otra especie creo que se trata de la Blanca de la col o de su hermana pequeña la Blanquita de la col, pues encontré varios ejemplares de dos tamaños diferentes. Fue imposible fotografiarlas, pues no dejaban de volar de un lado para otro y se posaban breves instantes para reanudar de nuevo el vuelo.

Dejando a las mariposas, he de decir que me sorprendió el sonido del algarrobo. Estaba tan lleno de abejas, avispas y moscas que parecía que tenía un sonido propio, un zumbido constante que se oía al menos un par de metros antes de llegar a él. Entre sus ramas estuvo todo el día revoloteando un mosquitero, seguramente se dio un atracón de insectos. Cuando me acercaba al árbol salía volando y se posaba cerca, para luego volver a él en cuanto me alejaba. Creo que duerme bajo una de las vigas del porche de la casa, ya el año pasado lo hacía, pues es posible que se trate del mismo ejemplar.

Como última cosa que comentar, hallé entre las ramas de las cañas y en lo alto de la rama de un peral, una especie de estructura redondeada que me parece la ooteca de algún insecto que no logro identificar. Envío una fotografía por si algún usuario sabe de qué se trata.

Sigue el otoño su curso, el frío no termina de venir y las lluvias hace tiempo que se fueron.

Pero no perdemos la esperanza.

Un cordial saludo.

Pilar López.

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