Esta tarde los abejarucos, con sus bellos colores, parecen nerviosos,

Esta tarde los abejarucos, con sus bellos colores, parecen nerviosos,

Esta tarde los abejarucos, con sus bellos colores, parecen nerviosos, emiten sus reclamos, se posan en el suelo, en los árboles, en los arbustos, en las alambradas, van hacia el Sur, se paran en la charca a refrescar, miran hacia el sol, parece como si buscasen ese punto de referencia, esa brújula que les indique hacia donde tienen que dirigirse.

Juan Carlos Delgado Expósito

LOS ABEJARUCOS PREPARAN EL VIAJE

<br>En este día del mes de agosto, la tarde es calurosa, demasiado calurosa, el viento sopla ligeramente de poniente y en el cielo se observan aun algunos grupos de vencejos comunes que al igual que los abejarucos, como el de la fotografía, se preparan ya para dar ese salto del gran charco, que les llevará hacia tierras africanas. Esta tarde los abejarucos, con sus bellos colores, parecen nerviosos, emiten sus reclamos, se posan en el suelo, en los árboles, en los arbustos, en las alambradas, van hacia el Sur, se paran en la charca a refrescar, miran hacia el sol, parece como si buscasen ese punto de referencia, esa brújula que les indique hacia donde tienen que dirigirse.

En las rastrojeras donde la máquina segadora ya pasó hace semanas, se mueven un grupo de perdices, cinco ejemplares, posiblemente una familia. A lo lejos el viento levanta un remolino de polvo, que se pierde hacia el Sur, son frecuentes estos remolinos en esta época, aire que se calienta. En el suelo las hormigas, que ahora no las veo, han dejado multitud de autopistas en el terreno, parecen líneas de Nazca en miniatura, como si yo fuera un gigante. Algunos caballitos del diablo, que no libélulas, revolotean cerca de la charca y se posan en las varas secas de los hinojos y en las grandes retamas, algo alejados del agua. Una oveja solitaria y escuchimizá parece no tener ganas ni fuerzas para moverse. El resto del gran rebaño se mueve lejos, muy lejos de la solitaria compañera.

Un macho de aguilucho cenizo planea a poca altura, sobre el dorado suelo y ardiente terreno. ¿Habrá nidificado este ejemplar por aquí este año?, es posible, el terreno es el adecuado.

Cuando rebusco bajo una roca pequeña, ( Busco escorpiones, para hablarles de ellos. Otro día será), encuentro una lagartija cenicienta, hace años que no observaba ninguna, y en esta zona menos, creo que es una buena observación. Se trata de una lagartija pequeña, en este caso es un ejemplar con dibujo de líneas en el dorso. Su color es amarronado.

Me encuentro en una zona abierta, de pastizales con escaso matorral, el ganado ovino tiene casi esquilmado el terreno, hay parcelas en las que solo queda tierra y polvo. Hay que esperar a las primeras lluvias del otoño, para que el terreno verdee otra vez. De momento nos quedamos hoy con el verde que lleva el abejaruco en su plumaje, que ojala lleve la esperanza a tierras africanas.

Juan Carlos Delgado Expósito

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