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En el Día Mundial de Lucha Contra la Desertificación y la Sequía, Miguel Herrero Uceda, Autor del libro “El alma de los árboles” (Elam Editores), escribe sobre las acacias, uno de los árboles seleccionados para detener el avance d

“Las acacias son tan resistentes a la sequedad y a las duras condiciones climáticas que es uno de los árboles seleccionados para construir el llamado Gran Muralla Verde para detener el avance del desierto del Sahara”

Podemos encontrar acacias aguantando el acoso de los herbívoros en las sabanas, la competencia en las selvas tropicales, la sequedad de los desiertos y…hasta las podemos encontrar en nuestras ciudades.

LA ACACIA, LA LUCHA CONTRA UN MEDIO HOSTIL

Miguel Herrero Uceda

Autor del libro “El alma de los árboles” (Elam Editores)

El término acacia proviene de ákantha, espina. Entre estos árboles, sobresale la acacia búfalo de África Oriental (Acacia horrida) por la abundancia y peligrosidad de sus espinas que pueden ocasionar graves heridas al hombre. Frente a este sistema pasivo de defensa, otras acacias recurren a elaborados sistemas activos. Tal es el caso de la A. nicoyensis de Costa Rica, donde se presenta un ejemplo de simbiosis entre plantas y animales. El árbol ha desarrollado unos dispositivos especiales para ofrecer cobijo y sustento a las hormigas. Estos insectos taladran las espinas para crear hormigueros y disponen de nectarios extraflorales para saciar su apetito. A cambio de tan buen servicio de hospedaje, los pequeños inquilinos atacan con sus fuertes mandíbulas a todo herbívoro que se acerque a su árbol anfitrión. Más sorprendente resultan las capacidades de las acacias sudafricanas, cuando se sienten atacadas segregan un producto tóxico en sus hojas y envían una señal hormonal gaseosa para avisar a sus compañeras de la llegada de herbívoros, actuando como centinelas.

Pero, quizás sea en Oriente Medio y África donde las acacias se enfrentan a situaciones más duras: el calor y la desecación en los desiertos y semidesiertos. Pese a resistir la deshidratación en un ambiente hostil, su verdor persistente manifiesta una vida que no quiere apagarse. Incluso una vez muerto el árbol, su madera también participa de esta persistencia y es incorruptible. Estas características la han convertido en emblema de la esperanza de la vida más allá de la muerte. Por este motivo, en el antiguo Egipto la utilizaban como material para fabricar ataúdes. Los hebreos, que huyeron de este país, conservaron la tradición de emplear acacia realizar su más preciado objeto sagrado: Arca de la Alianza. Según cuenta la Biblia, estaba construido con madera de Acacia seyal revestida de oro.

Las acacias son tan resistentes a la sequedad y a las duras condiciones climáticas que es uno de los árboles seleccionados para construir el llamado Gran Muralla Verde para detener el avance del desierto del Sahara, desde Senegal a Yibuti. Un gran proyecto que agrupa a una decena de países africanos y que en su extremo occidental ya ha comenzado a andar.

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