HUELLAS

LAS HUELLAS SE HAN HELADO

Al mirar hacia el Este, en la constelación de Orión, se puede ver a las Tres Marías titilar de frío en la noche sin luna que, al menguar, sale tarde, a la hora de la escarcha, cuando el agua ya cruje y lo oscuro se ha vuelto blanco.

A esa hora, se heló la nieve en el Monte de La Corona, en León, y se helaron las huellas del corzo, del lobo, y del jabalí; Tomás Alonso, quesero de Posada de Valdeón, descubrió ayer por la mañana el rastro helado de un jabalí desde la ventana de su casa. Cuando hay mucha nieve, la pezuña del jabalí es sólo un agujero sin ningún detalle pero, al ser un animal de patas cortas, además de la pezuña, se ha quedado marcado el rastro del cuerpo cuando el jabalí peinó de noche la nieve. En el monte, donde los tilos están despejados, se puede ver también la huella del lobo que, según Tomás, se distingue bien de la del perro porque marcan distinto, como son distintas aunque parecidas las huellas de la oveja y del corzo.

Las huellas sobre la nieve blanda crecen y se juntan, como sucede con el deshielo y con el sol, que agrandan las huellas que deshacen; pero al helar en el Monte de La Corona, la huella del corzo no crece, ni mengua, parece sobre la nieve dos lunas encaradas de cuento, de las que salen tarde.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC, miércoles 13-1-1999

Fondo de Artículos

de la Naturaleza de

www.aceytuno.com

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