m. Proceso por el que la vida sigue a pesar…
herrumbroso.
Dicho del color rojizo y amarillento como el de los helecho en otoño.
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CAMINO DE LOS HELECHOS
Cerraron el paso a nivel sin barreras pero quedó, como un fantasma de hierro, el poste oxidado, con sus aspas: no pasar, atención al tren.
Tras el nuevo puente, la carretera, por la que se atisba algún roble, de vez en cuando una ardilla, y mil eucaliptos con los pies cubiertos de helechos.
Se puede cambiar el mundo pero no a una de sus personas, y se puede modificar todo un paisaje pero no la personalidad de sus plantas, y así el roble cultiva aún la paciencia, y el eucalipto, que es una planta impaciente e invasora, se va haciendo con todo, creyendo que es para siempre. Los helechos se creen águilas a punto de remontar el vuelo, con cada golpe de viento: Pteridium aquilinum es su nombre científico por la forma alada de sus frondes.
Avanzan con pies de rizoma bajo la tierra y se detienen; en los caminos. Al pasar, nos traen la visión de su vuelo imposible, y el color del otoño que falta desde que talaron los robles, que es el color de los rayos perdidos, ese tono herrumbroso que da la dulce impresión de que ha salido el sol en un día de lluvia.
Mónica Fernández-Aceytuno
ABC, 25-10-2014
aceytuno.com