ESTRELLAS DE MAR

HUBO ESTRELLAS BAJO LAS PIEDRAS

El martes pasado el sol, la tierra y la luna parecían estar de acuerdo para dejar, sólo por unas horas, las cubetas de agua salada llenas de estrellas. Se acaban de producir las mareas vivas equinocciales de primavera, mareas que en el Atlántico han llegado a poner el agua a sólo 2 centímetros de la bajamar, y a las estrellas en su efímero charco de agua salada, bajo las piedras, donde se abrazan estrellas de todos los colores, grandes, o diminutas como una peseta.

Según Carlos Gabín, experto en equinodermos, una de las estrellas que se pueden observar con más facilidad en esta situación, es Asterias rubens que posee un llamativo color violeta. Casi siempre la veremos cerca de las piñas de mejillones de los que se alimenta con una técnica muy curiosa: con los brazos abren las valvas del mejillón y mete allí su estómago al que dan la vuelta como si fuera un guante de goma, para soltar los jugos gástricos que consiguen que el mejillón se rinda. De la misma forma comen almejas y nucelas, que son invertebrados disfrazados de caracola.

Otra estrella corriente es la Asterina gibbosa que recuerda a la estrella de un “sheriff”, y que también se refugió bajo las piedras, hasta que el mar volvió a por ella.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC, 2-5-1998

Fondo de artículos de

Aceytuno.com

Siguiente Post:
Post anterior:
Este artículo lo ha escrito