CUERNAS

MADERAS DEL AIRE

Pocos querrían cargar en vida con huesos muertos. Las cuernas de los cérvidos no son cuernos, sino verdaderos huesos macizos que crecen y se tiran todos los años, como un árbol tira sus hojas en otoño.

Todas las primaveras aparece en la base de las cuernas un anillo blanquecino de células osteoclastas que funciona como un serrucho, es decier, desprende las cuernas y cualquier roce de matorrales deja los trofeos por el suelo, algunos de siete kilos.

Son enormes piezas que duran poco en el monte: los ratones, los zorros, incluso los propios venados se las comen ya que son ricas, como todos los huesos, en fosfatos.

Los machos cervunos han pasado en pocos días de soberbios a ridículos: y lo saben. Saben que los venados más jóvenes, incluso las hembras, pueden molestarles ahora. Por eso se esconden y no dejan que veamos sus cicatrices en las rosetas de donde han comenzado a emerger ya las nuevas cuernas. De momento, son sólo unas tímidas protuberancias bajo un terciopelo que ees prolongación de las piel del cráneo.

Es en estos días cuando aumentan las necesidades energéticas de los venados machos, porque de aquí a finales de agosto, para el celo o berrea, las nuevas defensas deberán estar descorreadas y completas. Son los huesos que cargan en vida. Se llaman cuernas…o maderas del aire.

Mónica Fernández-Aceytuno

Cambio 16

Mayo 1994

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