ARENÍCOLA

ACTUALIDAD NATURAL

ABC, Sábado 13-6-1998

MÓNICA FERNÁNDEZ-ACEYTUNO

EL VIENTO Y LA LUNA DESCUBREN ARENÍCOLAS

Para descubrir arenícolas necesito la luna o el viento.

Fue la luna la que ayer se llevó el mar hacia el horizonte del Cantábrico y dejó en los bajíos ovillos de arena.

Desde el Delta del Ebro, en Tarragona, Alberto Martínez asegura que allí fue el viento el que arrastró el mar; que ayer sopló un viento tan frío, tan cierzo, que la bahía de El Fangar parecía un estuario del norte en la bajamar: con los ostreros picoteando la arena y las marcas de los arenícolas al descubierto.

El arenícola -Arenícola marina- es un pariente marinero de la lombriz de tierra. Cada vez que veamos sobre la playa o el bajío algo parecido a unos espaguetis de arena, a veinticinco centímetros de profundidad, habrá un arenícola comiendo.

Su galería tiene forma de “U” y el arenícola está en el fondo: los extremos de la “U” son dos chimeneas: por una cae el agua y la arena de la que se alimenta, y por la otra sale todo lo que no aprovecha. Nosotros, desde arriba, sólo vemos un embudo, y al lado, un ovillo de fango; lo demás hay que imaginarlo mientras paseamos por una playa que tiembla.

El doctor Parapar cree que un arenícola puede vivir así cinco o seis años, y resulta curioso que vivan solos en su galería, macho y hembra separados, confiados en que los gametos y las larvas encuentren su lugar en el mundo, arrastrados por el agua que mueve la luna y el viento.

www.aceytuno.com

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