Ayer por la tarde estuve buceando y se veían, brillando, miles, se diría que millones de peces diminutos que devolvían la luz como las partículas que flotan, sobre la verticalidad oblicua de un rayo, en el aire.
Los antiquísimos Ginkgos, con sus ramas delgadas como los huesos de un esqueleto, y sus hojas en abanico.
Mónica Fernández-Aceytuno
Están los tilos en Nueva York plenamente florecidos, y los cornejos con esas brácteas grandes y blancas que parecen alas de mariposas de la col; y los antiquísimos Ginkgos, con sus ramas delgadas como los huesos de un esqueleto y sus hojas en abanico.
Entre tanta arquitectura y tanta gente y tanto asfalto, se te van los ojos al verdor de los árboles.
Buen fin de semana,
Mónica
Bajo la lluvia y un cornejo florecido en Williamsburg, NY. Lo que parecen flores son brácteas, hojas blancas. pic.twitter.com/hGmK9djNB8
— Mónica F.-Aceytuno (@aceytuno) June 14, 2014

Mónica Fernández-Aceytuno