Es tan grande la avutarda, el ave tarda, el ave torpe, que puede llegar a pesar quince kilos, y le da tanto la vuelta a las alas mientras echa hacia atrás el cuello que parece, de lejos, una gran bola de plumas blancas.

Es la primera vez que observo una Actinia equina verde.
Mónica Fernández-Aceytuno
Es la primera vez que observo una Actinia equina verde.
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Mónica Fernández-Aceytuno