POLEN

ESTORNUDOS

En cuanto salga el sol, una de las frases más repetidas en España, será: “hay polen”, y el comentario general: la cantidad de polen que “se ve” estos días.

Da igual que el polen sea microscópico, de formas muy diversas, sí, hermosísimo, con rayas, con poros, con pinchos, pero absolutamente microscópico, da igual, ya escribo, porque se dirá que «hay polen» al ver pelusas blancas en el bordillo de las aceras, cubriendo la hierba de los parques, flotando sobre el agua de las fuentes y de los ríos, saltando por encima de la valla de un colegio. “Mira cuánto polen hay”, se afirmará, aunque el único polen que se pueda ver sea el polen del pino, y sólo cuando se acumula, amarillento, como una playa vertical, sobre las paredes de los estanques y las piscinas.

Uno de los pólenes que flota hoy en el aire y que provoca estornudos, es el polen de las gramíneas, invisible a simple vista para el ojo humano, y eso que vemos blanco y volandero como una pelusa de algodón, no es polen, sino inocentes semillas.

Si atrapamos alguna, encontraremos, diminuta y parda, envuelta en algodón, la semilla del chopo. Hay un pájaro que las recolecta ahora para hacer el nido, el pájaro moscón, y en la horquilla de una rama, cuelga el nido más blanco y más ligero de nuestra Naturaleza, y al calor de esas semillas algodonosas de árboles nacen pájaros en vez de hojas.

Pero por la simple coincidencia de que floten a la vez el polen de las gramíneas con las semillas del chopo, se sigue llamando polen a lo que es semilla porque, hasta cuando estornudamos, solemos los españoles echarle la culpa, a lo primero que vemos delante.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC, 21-5-2007

Fondo de Artículos de

aceytuno.com

Siguiente Post:
Post anterior:
Este artículo lo ha escrito