NIDO DE MIRLO

UN NIDO EN LA ANTENA

Escribo con las maletas ya hechas, y con toda la familia dispuesta a ver mundo durante unos días. Pero anoche, al poner la televisión, la imagen iba y venía, y me acordé de la enredadera que puse a crecer bajo la antena, una Parssiflora de flores rosas que crecen a tal velocidad que, en un sólo día, si les pones un dedo cerca, te echarán un zarcillo, un tirabuzón verde, y empezarán a trepar por tu cabeza: de todas las plantas que he tenido, no he visto un crecimiento tan rápido como el de la Parssiflora.

Y, agarrándose primero a la casa, y después a la antena, se fue comiendo poco a poco todos los programas, los concursos y los telediarios; hasta que mi marido, resuelto, me dijo ayer: lo siento, voy a cortar esa planta. Y se fue con las tijeras de podar, mientras yo le suplicaba que no se ensañase con las ramas; pero, al cabo de un rato, volvió con un nido de mirlo en las manos. Dentro había tres pollos emplumados de negro y con la comisura de la boca blanca. Dejamos el nido en la enredadera, y , al minuto, sus padres les daban, macho y hembra, lombrices a los pollos que van a echarse a volar, mientras nosotros , ya lejos, creeremos estar viendo el mundo.

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