MARTE

EVOLUCIÓN

De pronto la Evolución parece antigua, por estar con el alma en vilo, a la espera del descubrimiento de la vida en Marte.

Sé que hay que tener mucho cuidado con lo que se escribe pues una sola mancha de tinta llena de azul todo el agua, y las últimas noticias nos hablan de la presencia de perclorato, lo cual aleja la posibilidad de vida en Marte y, sin embargo, la sola y fría idea de que la vida empieza y termina aquí, en la Tierra, es algo que siempre me ha agobiado, como si esa certeza general encerrara para siempre, entre cuatro paredes, el pensamiento.

Porque cuando he observado lo que sucede cada vez que coloniza la vida uno de esos paisajes lunares que dejan tras de sí las obras, me ha parecido que si, como escribió Darwin, la vida es «un gran Árbol», sus raíces para mí nunca han estado en la Tierra, y de ahí tal vez que nadie haya podido explicar todavía, a estas alturas de la Ciencia, qué es la vida, ni demostrar su origen.

Y si bien lo más probable es que los materiales con los que está hecha la vida sean, por su eficacia y sencillez, universales, esto no quiere decir que haya aquí un solo Árbol, sino más bien un Bosque de troncos evolucionados a partir de propágulos distintos.

«El origen de las especies» sufrirá tal vuelco si se descubre vida en Marte que «el gran Árbol de la Vida», ese viejo cladograma, quedará con todas sus raíces al aire, removido de nuevo el pensamiento y el sentido de la trascendencia que da el saberse vivo en un Universo aún más fascinante de lo que imaginábamos.

Y si la noticia llega tan tarde que yo ya estoy en la tumba, dejo aquí mi alegría póstuma si lo que soñé era cierto.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC, 8-8-2008

Fondo de Artículos de

aceytuno.com

Siguiente Post:
Post anterior:
Este artículo lo ha escrito