Hoy vi desde el espigón del puerto algo curiosísimo.

Mónica Fernández-Aceytuno

Hoy vi desde el espigón del puerto algo curiosísimo.

Mónica Fernández-Aceytuno

Hoy vi desde el espigón del puerto algo curiosísimo.

Una suerte de camino sobre el agua de más de un kilómetro, pararelo al espigón, y el mar a su vez haciendo líneas rectas muy claras que ondulaban, como si varios peces avanzaran en paralelo con la subida de la marea dejando un rastro de, calculo, más de un kilómetro que recordaba al que dejan los nadadores por las calles de una piscina olímpica.

Iban tan en superficie que asomban las aletas dorsales y de vez en cuando saltaba un pez, y resultaba que no era un mújol sino una lubina. ¿Tantas lubinas juntas? ¿Cómo es posible?

Pregunté a unos marineros que pasaban y me comentaron que eran mújoles que suben a la superficie cuando la temperatura del mar aumenta, y que en estos bandos puede haber, entreveradas, lubinas, que al contrario de los mújoles, no van tan en línea recta, sino que avanzan de manera más sinuosa y menos tranquila, dando saltos de vez en cuando, o descendiendo al fondo.

El mar estaba en calma, esperando las primeras gotas de lluvia.

Salimos pero regresamos cuando la cosa se puso fea, aún estando precioso.

Mónica Fernández-Aceytuno

Siguiente Post:
Post anterior:
Este artículo lo ha escrito

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.