Nunca creí que, como si el tiempo no pasara y los granos blancos de arena estuvieran detenidos, se nos hubiera dado al menos aquí el privilegio de ver lo mismo.
Mónica Fernández-Aceytuno
Mónica Fernández-Aceytuno
Y escribe el lector:
“Estuve en Galicia el primer fin de semana de mayo. Estaba preciosa. Visité la casa que mi abuelo edificó hace más de cien años y donde pasé los días más felices de mi niñez.
Me vino a la memoria el verso de Gabriel Ferrater (Erem/ el record que tenim ara) y me entró la morriña, esa especie de alegría en la tristeza o de tristeza en la alegría. No sé.
De las muchas fotos que hice he seleccionado la que reflejaba mejor mi estado de ánimo: los pétalos de camelia del árbol que planté hace 60 años caen sobre la bañera de piedra de mis abuelos reconvertida en maceta. Puro romanticismo decadente.”
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