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Las aves comen las cerezas silvestres, estas de la foto son de ayer por la mañana, cada especie de una manera.
Las aves comen las cerezas silvestres, estas de la foto son de ayer por la mañana, cada especie de una manera.
Salimos temprano de excursión el pasado viernes 1 de agosto. En Benajarafe, Málaga, soplaba un fortísimo viento de poniente que llevaba días enfriando el agua del mar. Tomamos el camino hacia la playa que tenemos a los pies de casa y cogimos dirección este. Entonces lo vimos: en mitad de la desierta playa, perdido y con el rojizo plumaje mojado y batido por el viento, caminaba desorientado un bellísimo flamenco rosa.
Ni siquiera en situación tan embarazosa y complicada para él había perdido la elengancia de su porte y de su caminar. La estampa fue de una belleza irreal, casi onírica. Llegó la Guardia Civil e imaginamos y deseamos que llamarían al Seprona y lo rescatarían. Posiblemente el fuerte viento lo desvió cuando hacía su ruta de Fuentepiedra a Matalascañas, como cada día, para alimentarse. Sobre la arena tenía el porte y la dignidad de un rey.
FOTO DE ARCHIVO: Flamenco y su pollo
AUTOR: Juan Antonio García Delgado