ALMEJA DE RÍO

ALMEJA DE RÍO

En el río Ebro vive una almeja grande como una mano y longeva como un árbol.

El paso de los años se cuenta en su concha como se cuentan en un tronco cortado los anillos de crecimiento de la primavera; y así, se ha podido saber, que esta almeja de río, vive setenta años.

El nombre científico de esta especie de náyade es tan hermoso como su concha por dentro, que no es de nácar irisado, sino blanca como la porcelana, a veces amarillenta como la porcelana vieja, y siempre con el tacto de la loza y con la impresión de la vida que tuvo dentro tantos años. Con este periostraco se hicieron preciosos mangos de cuchillo en un pueblo de Zaragoza, en Sástago, que aún hoy vive envuelto por unos meandros de río que parecen cintas de agua. Por fuera, las almejas de río, Margaritifera auricularia, son oscuras y viven juntas y sumergidas en las pozas a tres metros. Según la Sociedad Española de Malacología, son únicas en el mundo.

Ayer bajaba menguado el Ebro y cayó al amanecer la rosada, pero después se templó el día y se templó el río, donde han empezado a verdear de flores los sauces blancos, me contó José Garín desde el bar La Maravilla. Tal vez, la almeja de río, bajo el agua, ha notado también éso que está ya en el aire: un rumor lejano que se acerca, la riada de luz que es la primavera.

****

Siguiente Post:
Post anterior:
Este artículo lo ha escrito