Sólo aquellos que navegaron por los islotes que hay fuera…
Mariposas que navegan
Ayer estaba el cielo azul, y el viento y el mar en calma unas horas antes de zarpar a oscuras de Roquetas esos botes que son, en la noche del mar, días de mentira.
Suelen encender sus lámparas cerca de la costa y anoche, además, había luna nueva, por lo que cabe suponer que con tanta quietud y oscuridad fuera difícil distinguir qué luces eran del mar y cuáles de la tierra. Dice Aureliano Fuentes Gallardo que cada bote lleva cuatro lámparas de una luz muy intensa que se proyecta sobre el agua para atraer a los peces hacia esta arte de cerco que es la traína pero, desde el cielo, llegan también los gorriones, y alguna que otra paloma. Las lámparas se llenan de mariposas, y de todos esos insectos nocturnos que huyen del sol y del día pero que sobrevuelan los mares a oscuras si divisan una luz artificial a lo lejos mientras, por los haces luminosos sumergidos, ascienden los peces. Según la pompa, se sabe de qué pez se trata, aunque no asome la cabeza. Si la pompa es grande, que parece que hierve el agua bajo los focos, es un banco de sardinas. Si la pompa es finísima, se trata de boquerones.
Palomas, gorriones, mariposas que navegan, ¡cúantas cosas se nos olvidó preguntar a los pescadores!
Mónica Fernández-Aceytuno
ABC, 10-6-2002