Moler frutos. ***** Para amortiguar su caída, se le pone,…
cabracho
f. Scorpaena spsp. Pez inconfundible por su aspecto de piedra cubierta de algas, con unos ojos tan grandes, más o menos ovalados y muy oscuros, que es lo que nos hace encontrarlos entre su camuflaje; unos ojos tan orlados como el marco redondo de un espejo cuya curiosidad más notable son los tentáculos, una suerte de apéndices que tiene por encima de ellos, parecidos, aunque más largos, a los que posee sobre las fosas nasales. Aún siendo tan elaborado su disfraz, lo muda casi cada semana, para que siempre resulte complicado distinguirle entre el arrecife que también cambia y sobre el que, solitario, caza de noche y duerme de día, en compañía durante la primavera de alguna cría, que posee la misma quietud y el mismo aspecto en diminuto que la madre, moviendo la aleta dorsal llena de espinas con la gracia de un alga mecida por el agua. No suele sobrepasar los 25 centímetros de longitud, pero es uno de esos peces tan característicos que ha recibido un nombre distinto según quién y dónde lo miraron, aunque todos pertenecen a la familia de los escorpénidos: cabracho en el Cantábrico, escórpora en Cataluña, cantarero en Canarias, gallina en Murcia, cabra de mar en el País Vasco, tiñosu en Asturias, entre otros.