En el siglo pasado, en los pueblos  y en los campos, se construían viviendas con el indispensable patio o corral.

En el siglo pasado, en los pueblos y en los campos, se construían viviendas con el indispensable patio o corral.

Dicen que está disminuyendo el censo total de gorriones.

Últimamente he comprobado que en las terrazas de los bares, así como en un hotel de playa en levante, o en la calle de Alcalá frente al Retiro, Pozuelo etc… Nada más sentarte acude un grupo de gorriones pidiendo con desesperación un trocito de pan o similar. Estos pajarillos que aparecían iban despeinados, es decir, con las plumas alborotadas, sucias y sin brillo. Eran gorriones sin alegría, aburujados y tristes, que parecían mendigos.

En el siglo pasado, en los pueblos y en los campos, se construían viviendas con el indispensable patio o corral. Estos lugares, pegados a la vivienda albergaban gallinas, conejos, cerdos, palomas, etc. cuya alimentación era cebada, alfalfa, salvado, panizo y (trigo los domingos), compartida también por los gorriones. En aquellos tiempos casi no se utilizaban los piensos compuestos.

Comenté en su día, que el gorrión vive cerca del hombre para aprovecharse de él en todo. Además de su dieta casera, se complementaban con todas las frutas del campo incluidos insectos variados.

No tienen gran dificultad para instalar sus nidos, cualquier hueco en paredes o arboles viejos con oquedades es suficiente. No es que sea fundamental, pero los tejados de teja antigua artesanal eran muy solicitados para cobijarse y anidar. Hoy las tejas que cubren los tejados las confeccionan sin ángulos donde no pueden cobijarse debajo y menos instalar sus nidos.

Al gorrión no le gusta vivir en cautividad, prefiere buscar por su cuenta el sustento variado para su alimentación. Las fumigaciones de productos modernos para proteger algunos frutos de sus ataques, pueden ser acciones a tener en cuenta.

No sé si por comodidad, este pajarillo se está acostumbrando a centrar su alimentación en el entorno que ya he comentado alrededor de las terrazas, dejando de lado otros nutrientes complementarios necesarios para su equilibrado desarrollo. No le tiran mucho los piensos compuestos, creo.

Ojalá estos astutos pajarillos se adapten a los nuevos tiempos y nos alegren el despertar piando desde los aleros de los tejados como lo han hecho tradicionalmente.

Son muy listos, confío en que vuelvan a crecer.

Jerónimo

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