típula.

f. Mosca patilarga de la familia de los Tipúlidos (Tipulidae). Dentro las típulas se encuentra la Tipula maxima que con sus 65 mm de envergadura alar, se convierte en el mayor Díptero europeo. Su aspecto general es el de un mosquito gigante, con una pequeña cabeza adornada por un par de antenas relativamente largas, un tórax ovalado que presenta una sutura dorsal en forma de V, un abdomen fino y largo, y dos pares de alas, las anteriores esbeltas y membranosas y las posteriores reducidas a halterios claviformes o balancines. También posee tres pares de finas y largas patas muy frágiles. Los adultos aparecen en mayo y permanecen durante junio y julio. La hembra, una vez fecundada, pone varios centenares de huevos en la orilla de los ríos. Las larvas nada más nacer se ocultan bajo las piedras del fondo. Poseen una piel gruesa marrón oscura, muy característica. Permanecen en este estado desde agosto hasta marzo, época en la que se transforman en ninfas. Dos o tres semanas más tarde eclosionan los adultos. Estos dípteros son muy frecuentes en la vegetacion de las riberas arboladas de arroyos y ríos de montaña. También se les puede encontrar en los bordes de los bosques. De día permanecen resguardados del sol posados entre las plantas, no levantando el vuelo más que en caso de contacto. Alzan el vuelo al crepúsculo y permanecen activos por la noche. Las larvas de la típula son depredadoras y normalmente se alimentan de larvas de insectos y otras pequeñas presas que capturan en el fondo del río. Por contra, los adultos sólo lamen líquidos, con una extensión de la cabeza en forma de pico. Las larvas de las típulas sirven de alimento a varias especies de peces, de hecho es un cebo muy apreciado por los pescadores. También son consumidas ocasionalmente por ratas de agua y algunas aves acuáticas. Los adultos son presa de pájaros insectívoros y, sobre todo, de los murciélagos, al tener hábitos nocturnos. Las típulas se encuentran entre los insectos más injustamente temidos por las personas. Es muy frecuente su irrupción nocturna en las casas, atraídas por la luz eléctrica. Su vuelo lento y oscilante arriba y abajo de las lámparas, con sus largas y amenazadoras patas colgando, suele provocar ataques de pánico. Pero curiosamente, a pesar de su aspecto inquietante, las típulas no pican y son completamente inofensivas. Tipula maxima se distribuye por toda la Península Ibérica, aunque limitada a las riberas de ríos y arroyos.

Iñaki Gonzalo Fidel, entomólogo, ha definido este término

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Este otoño las típulas se han vuelto a creer que les tocaba la vez y han salido a miles, más que a volar, a bailar por las praderas y los parques, con unos movimientos parecidos a los de la samba. Al atardecer se acercan a nuestras casas para el baile iluminado: sobre la lámpara del dormitorio, la pared de la cocina o los cristales de la galería; cualquier lugar es bueno como sambódromo. Pero a nosotros, nos dan miedo. Parecen mosquitos gigantes aunque, la verdad, no tienen aguijón y no ven bien de lejos. Disponen de una semana de vida y aún así les damos con las últimas noticias del periódico, o con la escoba. Lo primero que rompemos son sus patas, ligeras y quebradizas como una voz; después sus alas. El baile termina cuando conseguimos que todas las típulas pierdan el ritmo, antes de tirarlas a la basura con el secreto de su música.

Mónica Fernández-Aceytuno
Cambio 16, 1994

Típula en la ventana de casa el 31-10-2018 / Aceytuno

Típula en la ventana de casa el 31-10-2018 / Aceytuno

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