SAPOS

ACTUALIDAD NATURAL

MÓNICA FERNÁNDEZ-ACEYTUNO

ABC, Lunes 27-3-2000

LA VERDAD DEL SAPO

Con la lluvia de los últimos días, hubo tantos sapos por los caminos, que hay quien llegó a decir que llovían sapos.

Salían de noche de la tierra, para seguir al rítmo de la lluvia, esa ruta que guardan en su memoria y que les lleva todos los años, a saltos, hasta la charca donde nacieron, a veces a dos kilómetros de distancia. Dicen que los sapos se guían por el sabor del agua en el arie, como un salmón que busca en el mar su río; o por las estrellas que no están nubladas, como un pájaro que vuelve de África. Según el profesor Lizana, entre Candeleda y Pollales, en la sierra de Gredos, en Ávila, hay una carretera que ha partido en dos un camino de sapos. Allí, mientras la lluvia salta como una rana al tocar el asfalto, se puede ver a los sapos cruzando a oscuras esa carretera que, si alguien no lo remedia, acabará por robarle a las noches de verano su canción más dulce.

A mí, ya sólo me queda escribir, que al final fue verdad: el cuento era mentira: ni constelado de besos se transforma un sapo en un príncipe. Pero habrá que reconocer algún día que, en ese empeño de volver al lugar donde ha nacido, podría ser el sapo el rey del río, o el ruiseñor que regresa a su arboleda.

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