PEZ ESPADA

UNA HISTORIA DE SAL

Esta noche, en el océano Atlántico, por debajo del los cuarenta grados norte, flotarán los nombres más raros y los colores recién pintados de esos barcos que salen al pez espada.

De día, el pez espada se esconde de la luz bajo el agua pero de noche sale a comer calamares, o peces que vuelan. Al nadar cerca de la superficie, si la noche no está muy oscura, se puede ver la aleta dorsal y, un metro detrás, el lóbulo superior de esa otra aleta de sirena que lleva al pez por donde quiere: la aleta caudal. Para nadar utiliza la espada para compensar los movimientos, pero nunca para ensartar a sus presas. Sin embargo, un pescador de Canarias cuenta que hace muchos años un pez espada de doscientos kilos atravesó la popa de su embarcación mientras estaba durmiendo uno de sus compañeros que salvó la vida de milagro porque la espada del pez atravesó el casco.

Lo último que se sabe del pez espada se debe al equipo de Jaime Mejuto, del Instituto Español de Oceanografía: parece que en la zona de reproducción las hembras no suben de noche a la superficie. Lo de la espada y el pescador durmiendo se considera, de momento, sólo una leyenda, y yo espero que lo que vayan descubriendo no deshaga jamás esta historia de sal que cuentan los marineros.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC, Lunes 24-1-2000

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www.aceytuno.com

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