Mary Kingsley

Ha llegado hoy un libro que había encargado nada más regresar por la curiosidad que siento por la historia de esta mujer, Mary Kingsley, nacida en 1862 en Islington, Londres, y por sus viajes por el Oeste de África.

El libro está inglés, y sin embargo, aún dejándome muchísimas palabras por el camino, se aprecia perfectamente la determinación al describir su marcha hacia esas tierras tras el fallecimiento de sus padres en un corto periodo de tiempo, cuando decide, a pesar de todos los consejos de sus amigos, irse al Oeste de África, como ya lo hiciera su padre, George Kingsley, médico y explorador, al que tenía suerte si veía una vez cada dos años, según se relata en el libro pero, a cambio, le contaba todos sus viajes, transformando por completo la soledad de su vida con sólo escucharle.

Cuando la salud de su padre se debilitó y tuvo que dejar de viajar, Mary le ayudó a compilar todo el material y la información que había recolectado durante sus viajes para su publicación, lo cual influyó en que, al fallecer en 1892 sus padres, uno detrás de otro en seis semanas, decidiera continuar personalmente los estudios de su padre en el Oeste de África.

Todo lo que le acontecía en sus viajes, publicado en 1897, fue un éxito inmediato, entre otras cosas por el estilo “witty”, que traduzco por ¿ingenioso?, de sus publicaciones.

El caso es que no he hecho más que empezar el libro y lejos de cansarme, aún con todos los inconvenientes de no entender una buena parte, me está entusiasmando por la alegría que expresa esta mujer, su valentía y su resolución, aún bajo el aspecto rígido de la fotografía de la portada de este libro en el que me parece atisbar una media sonrisa, un poco irónica, de quien ha hecho, finalmente, lo que quiso en la vida.

Con algunas de las fotos que fui sacando por el Congo de flores, mariposas, y hongos que me recordaron a las pezizas sobre la madera pero de un color más vivo, os envío un fuerte abrazo para todos,

Mónica