LUZ DE INVIERNO

ACTUALIDAD NATURAL

MÓNICA FERNÁNDEZ-ACEYTUNO

ABC, Lunes 22-1-2001

LUZ CRECIENTE DEL INVIERNO

Cada hora que pasa, le ganamos unos segundos de luz a la noche del día. Por eso el invierno no es una estación de espera, ni de quietud, ni sólo de mañanas de hielo y de escarcha.

Acaban de florecer los almendros en Fregenal de la Sierra, en Badajoz, y sobre las charcas que hay en sus dehesas, según Juan Carlos Delgado, fenólogo, voló ayer toda la mañana la primera golondrina. Los búhos están criando y hay unos pájaros pequeñísimos de plumas azules y amarillas, los carboneros, que cuando descubren a los búhos durmiendo en pleno día, empiezan a lanzar reclamos y a volar en círculos para delatar su presencia y despertarlos y ahúyentarlos. Pero es en las tierras donde aún no hay almendros florecidos, ni golondrinas, ni pájaros haciendo ruido, donde mejor se nota esta luz creciente del invierno, luz que se respira, promesa, madera de sueños. Se ve en los botones de las ramas abrochadas, queriendo abrirse, y en el cielo de la noche, más nítido, cuyo aire huele a un fín, y a un principio.

Es en pleno invierno cuando hay que plantarse ahí fuera y preguntarse: ¿en qué yemas, en qué vuelos, en qué mares, en qué semillas, en qué surcos de tierra? ¿dónde te esconderás hoy, luz del día?

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