LOS DÍAS

NO HAY DOS DÍAS IGUALES

Ha llegado un fax. Nos lo ha enviado Juan Carlos Tur Ayela, presidente del Casino de Alicante. Está muy preocupado por la sequía que afecta al tercio sureste peninsular, donde ya no huele ni la menta, ni la hierba luisa: ¿qué pasa que este año no apuntan ni las cabañuelas?, ¿no es el mes de agosto el laboratorio del tiempo anual que ha de venir?, me pregunta.

Las cabañuelas son un vaticinio meteorológico campesino, cuya ciencia suele consistir en atender al tiempo entre el uno y el doce de agosto para hacer similitudes entre los días: si llueve el uno de agosto, lloverá en enero; si hace sol el dos de agosto, febrero será soleado…Eso creo. Ayer mismo, me comentaba Sabas Molina, agente forestal de un retén de incendios en Badajoz, que están muy contentos porque llovió hace unos días y las cabañuelas apuntan que lloverá allí en marzo del año que viene.

Pero, a pesar de las cabañuelas, no pierdan la esperanza del agua, señores del Casino de Alicante. Ni siquiera para el sol, la niebla, el viento, o la lluvia, hay dos días iguales en el mundo.

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