LA BARBACOA

LA BARBACOA

La vida está llena de buenas personas que hacen muchísimo daño.

Pero lo que de verdad cuenta en la vida no es lo que se es, sino las consecuencias de lo que se hace, y aunque no me cabe duda de que los que prendieron la barbacoa en Cueva de los Casares, al norte de Guadalajara, son unas bellísimas personas, no por ello son menos terribles las consecuencias de su inconsciencia. Siempre se ha considerado al fuego como un triángulo conformado por la temperatura, el oxígeno y el combustible. Puede que ahora haya que añadirle un cuarto vértice: el fin de semana, que es cuando el bosque se llena de gente que no acaba de creerse que de una chispa salga un gran incendio. Y cada incendio es otra puerta abierta al desierto. Sólo el ejército de árboles que ya no tenemos puede detenerlo. Un ejército de filas rotas, de especies entremezcladas, un plan forestal que nos defienda de la pérdida de agua. Crecerán tan lentos estos árboles que no podremos ver sus frutos, pero podemos soñarlos.

Mientras tanto, impidamos que las buenas personas entren en los bosques durante el verano.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC, 18-7-2005

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