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Pilar López de Cáceres nos habla de las curiosidades que observó esta semana en el campo, mirando hacia el suelo, como este cura curato o aceitera, del que dicen que cuando se le escupe

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Pilar López de Cáceres nos habla de las curiosidades que observó esta semana en el campo, mirando hacia el suelo, como este cura curato o aceitera, del que dicen que cuando se le escupe

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Pilar López de Cáceres nos habla de las curiosidades que observó esta semana en el campo, mirando hacia el suelo, como este cura curato o aceitera, del que dicen que cuando se le escupe, revienta.

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“Querida Mónica:

Me esforcé estos últimos días -que por aquí han sido muy nubosos y han dejado cortos pero intensos chubascos-, en mirar menos al cielo buscando el vuelo de las aves, y fijarme más en el suelo, tratando de descubrir aquello que a menudo pasa desapercibido, lo pequeño, lo escondido, lo que se oculta bajo los pies.

El resultado ha sido sorprendente.

Me agaché para ver el suelo más de cerca en un pastizal.

Lo primero que me llamó la atención fueron unos escarabajos negros de cuello rojo que había sobre algunas flores. Más tarde recordé que los había visto también sobre las pequeñas flores de un olivo, que me llamó la atención que hubiera tantos sobre el mismo árbol. Después he sabido que se trata del Heliotauro de cuello rojo (Heliotaurus ruficollis), un escarabajo que se alimenta de flores. Su observación me sirvió también para descubrir las flores de los olivos, en las que nunca me había fijado, blanquecinas y perfectas. En la foto que adjunto se ve el escarabajo que más tarde fotografié sobre las flores del olivo, y se aprecian ya en el árbol algunos frutos (futuras olivas) al inicio de su formación. Por aquí lo llaman “muestra”.

Otro descubrimiento que realicé al mirar al suelo fue sobre las flores de la correhuela (Convolvulus sp.). Siempre las había visto o bien blancas (Convolvulus arvensis) o bien rosadas (Convolvulus althaeoides), pero nunca había visto flores de correhuela que mezclaran ambos colores, el blanco y el rosa. Quizás se trate de plantas híbridas que forman una especie o variedad diferente, no lo sé. Lo cierto es que nunca las había visto y me pareció un descubrimiento muy interesante, me acordé al instante de las flores del “dondiego de noche o periquito” que presenta variedades de diferentes colores que incluso se mezclan unos con otros gracias a la herencia intermedia de los genes responsables del color.

Por último, aunque hubo más cosas que me sorprendieron, estuve mucho rato observando el comportamiento de un insecto que siempre hemos llamado “cura curato o aceitera”, que dicen que si se le escupe revienta, pero lo que hace es expulsar una especie de espuma blanquecina que es posible que utilice como defensa. Pues bien, observé dos ejemplares, uno más grande que iba delante (supongo que la hembra) y otro que iba detrás (el macho), muy pegado a la parte final del abdomen del primero, siguiéndole a todas partes. Si se paraba el primero para devorar (literalmente) alguna flor de correhuela, se paraba también el de detrás y permanecía quieto sobre el abdomen hasta que emprendían juntos de nuevo la marcha. El comportamiento animal y sus misterios. Quizás algún experto entomólogo o etólogo sea capaz de explicar este curioso comportamiento.

He decidido que debo mirar con más frecuencia hacia abajo.

Descubrir la vida que bulle a ras de suelo.

Es fascinante y siempre se aprende algo nuevo.

Un cordial saludo.

Pilar López de Cáceres.

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