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Yo tenía unos jardineros a los que para ser perfectos sólo les faltaba ser enterradores.

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Yo tenía unos jardineros a los que para ser perfectos sólo les faltaba ser enterradores.

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Yo tenía unos jardineros a los que para ser perfectos sólo les faltaba ser enterradores.

Sigue AQUÍ donde hablo de la tarabilla que estaba hace un momento, a falta de sol, sobre el cable de la luz.

Feliz tarde,

Mónica Fernández-Aceytuno

P.S. No se pierdan la carta de hoy de Jerónimo, en el TABLÓN DE LOS LECTORES, donde nos habla de la paloma torcaz y de cómo una vez vió a una cigüeña llevando en vuelo una sábana.

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