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No tiene casi color el anillo orbicular del ojo en este mirlo que vino hace un momento a comer las migas de pan que sacudí anoche afuera,

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No tiene casi color el anillo orbicular del ojo en este mirlo que vino hace un momento a comer las migas de pan que sacudí anoche afuera,

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No tiene casi color el anillo orbicular del ojo en este mirlo que vino hace un momento a comer las migas de pan que sacudí anoche afuera,por lo que deduzco que es un joven del año.

Los mirlos -Turdus merula-, si son machos, tienen el plumaje muy oscuro, casi negro, y un pico anaranjado a partir de enero y un anillo en el ojo de un amarillo muy dorado, como un anillo de boda. La hembra, sin embargo, tiene en el plumaje el color pardo de las ramas, como para pasar desapercibida en el nido cuando incuba, y el pecho muy moteado.

Por eso este mirlo casi negro, me parece que es muy joven y por eso aún, estando al llegar la primavera, no tiene color el anillo del ojo.

Además, al contrario de los adultos, a los que veo picotear el pasto buscando lombrices, más nutricias que el pan, este jovenzuelo se conforma con las migajas que me sobraron.

Hace un momento, mientras desayunaba, también un Herrerillo Común, azul, amarillo y negro, vino a dar contra la ventana y arañó por un momento, con su patas y con sus alas, uno de sus cristales. Imagino que con la luz de este día que empieza, creyó que podría seguir volando en el paisaje reflejado.

No le pasó nada, pero es otra prueba de que es ahora cuando está pasando todo.

Estos días de febrero, en los que se anuncia la primavera, son para mí aún mejores que la propia primavera.

Feliz día y hasta mañana,

Mónica Fernández-Aceytuno

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