A propósito de la bioluminiscencia marina, ha llegado hoy esta preciosa carta desde Filipinas.

Y con permiso de su autor la publicamos:

“Acabo de leer con interés su artículo en ABC (edición digital) sobre la

luminiscencia de la laguna Grande de Puerto Rico. Yo creía que este

fenómeno, que veo explicado por primera vez en su artículo, era común en

los mares de la tierra. Claro que sólo lo he experimentado una vez pero

es que fué la única vez que se me ha ocurrido nadar en el mar de noche

hasta la madrugada. Resido en Filipinas y lo experimenté ya hace más de

treinta años en la costa noroccidental de Luzon, a unos kilómetros del

pueblo más cercano (Santiago, en la provincia de Ilocos Sur) en una

playa desde donde no se notaba lo que hoy llaman polución lumínica, con

luna nueva, es decir en una noche oscura de verdad, en la agradabilísima

compañía de unos pocos amigos, unos seis en total, los únicos violadores

del silencio costero. Fue algo que me asombró primero y luego me impactó

como para que nunca se me olvidara. Su artículo me volvió a desempolvar

esta historia ya vieja.

Y ya que estamos a ello, tuve también por aquellos años otra experiencia

de naturaleza la mar de extraña. Esto sucedió en un lugar muy remoto

-entonces- en la isla de Corón, provincia de Palawan. Pasaba un verano

en un caserío aislado a unos dos kms del mar, 25 km del pueblo más

cerca, a una hora de barca, y volvíamos a casa ya de noche andando desde

la playa donde dejamos la barca después de un dia de buceo -sin

bombonas, a pelo. La vereda pasaba entre paredes de una especie de

bejuco, similar al bambú, y en la oscuridad de la noche noté en la

espesura a mi izquierda un fenómeno luminoso como los guiños que hacen

de noche los gusanos de luz. Me llevé la sorpresa al intentar capturarlo

que era una flor la que emitía esos guiños. Nunca lo he vuelto a ver y

pasé mucho tiempo preguntando entre mis conocidos si tenían noticia de

algo semejante.¿La tiene ud.?”

San Juan del Monte, Greenhills

Filipinas

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