Como en las obras de los pueblos, al petirrojo le gusta ir a mirar qué haces.

Mónica Fernández-Aceytuno

Como en las obras de los pueblos, al petirrojo le gusta ir a mirar qué haces.

Mónica Fernández-Aceytuno

Me pregunto cuánto vive un petirrojo, ¿alguno de vosotros lo sabe?

Durante toda la tarde estuve pintando la mesa de la parra y pensando si quitarme o no los guantes, si ir o no ir a por la cámara para fotografiarle pero, en cuanto dejaba lo que estaba haciendo, el pájaro salía volando.

Fue cuando entré a por un vaso de agua cuando lo vi donde yo estaba hacía un momento, como si quisiera mirar de cerca lo que estaba haciendo, a la manera en la que en los pueblos siempre que se está haciendo algo, ya sea una obra o un apeo en el monte de unos árboles, hay casi siempre alguien que está mirando, sin hacer nada, pero observando con suma atención el trabajo del otro, como si de esa mirada dependiera que el otro trabajara.

Como en las obras de los pueblos, al petirrojo le gusta ir a mirar qué haces.

Viéndolo ahora me parece, ¿por qué no?, que podría ser el pollo que fotografié hace unos meses dentro de la galería de la casa.

No sé cuántos años puede vivir un petirrojo pero, en cualquier caso, creo que no se alejan mucho del lugar donde nacen.

Buen día,

Mónica

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