La última vez que estuve en el Instituto de Investigaciones Agrarias de Bersheva, en pleno desierto del Negev, me contaron que estaban intentando domesticar la chumbera para convertirla en un frutal convencional.
Joaquín

La última vez que estuve en el Instituto de Investigaciones Agrarias de Bersheva, en pleno desierto del Negev, me contaron que estaban intentando domesticar la chumbera para convertirla en un frutal convencional.
Joaquín

Están empezando a florecer las chumberas. Sus flores amarillas ponen una nota de color en el verde sucio de cercas y talanqueras. Las agudas púas de sus hojas, de sus pencas, defenderán dentro de unas semanas los ricos higos chumbos.

Los israelíes nacidos en Israel, es decir, los no emigrados, se dan a sí mismos el apodo de shabre, higo chumbo en hebreo. Consideran que son ásperos por fuera pero dulces y sabrosos por dentro. Piensan lo mismo que las canarias que se comparan con el Teide gigante, mucha nieve en el semblante y fuego en el corazón.

La última vez que estuve en el Instituto de Investigaciones Agrarias de Bersheva, en pleno desierto del Negev, me contaron que estaban intentando domesticar la chumbera para convertirla en un frutal convencional, sin espinas, inerme, que pueda ser establecido en zonas cálidas con escasos recursos hídricos. No creo que a los shabres les entusiasme la noticia.

Un abrazo. Joaquín

Siguiente Post:
Post anterior:
Este artículo lo ha escrito

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.