Qué bien se aguanta la ausencia mientras no regresa lo que nos falta. Sólo ahora que han vuelto las tórtolas, sabemos lo duro que fue este invierno.

Mónica Fernández-Aceytuno

Mientras trataba de fotografiar hace un momento a unos carboneros sobre las hojas de los castaños, llenos de flores a punto de abrirse y de gotas de agua de las últimas lluvias, divisé a esta tórtola común sobre el cable de la luz. Y entoces supe que el invierno había acabado.

Para colmo, se puso a cantar, con ese sonido que da nombre a la especie en el caso de la tórtola turca. Ya lo contó aquí Antonio Morcuende: que su arrullo “se asemeja a la pronunciación en griego del número 18, de donde le viene el nombre específico decaocto, de deca = diez y octo = ocho, así que 10+8=18.”

Recomiendo, además, pinchar aquí, para leer el resto de su interesante aportación a esta página sobre la tórtola, porque además Antonio Morcuende es un gran ilustrador que nos hace apreciar las diferencias entre la tórtola común, cada día más escasa, y la tórtola turca, en expansión.

En mi caso, la distingo por los ojos, más grandes y más claros, y por su arrullo, que me suena a verano.

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Mónica Fernández-Aceytuno

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