Se ve que no tiene miedo de que le roben o, tal vez, lo que el señor de los topos posee, nadie puede robarlo. 
FOTO: Ilustración de Amparo Duñaiturria

Se ve que no tiene miedo de que le roben o, tal vez, lo que el señor de los topos posee, nadie puede robarlo.
FOTO: Ilustración de Amparo Duñaiturria

El señor de los topos tiene una casa soleada con un cierre de mirto que no llega a la cintura. Desde fuera se ve lo pequeña que es la casa, y lo pequeña que es la huerta, donde crece una ruda, y unos geranios muy viejos, ya casi arborescentes.

Bajo el patín de la escalera hay una bola de la yerba del aire de esas que medran en la selva colgadas de una liana; sabe Dios de dónde vino, sabe Dios de qué barco.

La puerta tiene a modo de alpendre una uralita transparente de la que cuelga un paraguas cerrado, y una gabardina, sobre unos zuecos de abedul que se llenan de sol cuando no llueve. Todo muy a mano, todo a la vista. Se ve que no tiene miedo de que le roben o, tal vez, lo que el señor de los topos posee, nadie puede robarlo…Leer más de mi artículo EL SEÑOR DE LOS TOPOS.

Feliz Navidad,

Mónica Fernández-Aceytuno

FOTO: Ilustración de Amparo Duñaiturria para el Señor de los topos de “El viento en las hamacas” Luca de Tena Ediciones, 2004

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