Me empezaron a sonar los acordes de esta canción dentro de mi cabeza cuando me encontré con estas plantas de retamas (genistas), en uno de los jardines de la ciudad donde vivo.

Me empezaron a sonar los acordes de esta canción dentro de mi cabeza cuando me encontré con estas plantas de retamas (genistas), en uno de los jardines de la ciudad donde vivo.

Me encanta la canción de Joan Manuel Serrat, “Yo nací en el Mediterráneo”, especialmente esos versos de los que he tomado pie para el título de esta crónica: “Le daré verde a los pinos y amarillo a la genista”)

Me empezaron a sonar los acordes de esta canción dentro de mi cabeza cuando me encontré con estas plantas de retamas (genistas), en uno de los jardines de la ciudad donde vivo. Allí han tenido la ocurrencia de plantar estos arbustos hasta que se han hecho árboles, como se aprecia en la foto que acompaña esta crónica, cuando lo normal en el campo es que no crezcan hasta esa altura, de hecho existe el dicho campesino de decir que debajo de una retama se cría un cordero, dando ocasión a explicar de una manera sintética mucha biología y ecología, ya que la retama es una especie que está en simbiosis con bacterias fijadoras de nitrógeno, y por tanto es una planta beneficiosa para el lugar donde crece, y además de fijar nitrógeno atmosférico y dar lugar a un alimento altamente proteico al ganado, proporciona también polen y néctar de sus flores amarillas a los polinizadores.

Esto es lo que sucede a veces cuando el campo entra en la ciudad, que no encaja demasiado bien con su entorno, aunque la belleza de estas plantas supera con creces cualquier defecto que se le pueda encontrar al hecho de estar fuera de su sitio natural.

José Manuel Guerra Sanz

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