8:45 En “leer” más, grabado por Eloísa Matheu, podemos escuchar ahora en este viernes el canto del ruiseñor….

8:46 Del ruiseñor escribió Plinio que canta durante quince días y quince noches consecutivas.

Puede que no haya canto del que se haya escrito más, y de ahí que todo el mundo sepa que el ruiseñor canta muy bien, aunque no sepa distinguir su canto de oído.

Algo leí en Shakespeare del canto de la alondra y del ruiseñor, como si el ruiseñor se callara cuando canta la alondra ya de día, ¿no sabía Shakespeare que el ruiseñor canta día y noche?

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Gracias a Eloísa Matheu, experta en sonidos de la Naturaleza, podemos hoy conocer de oído cómo es el canto que asombró a todos los que sobre el ruiseñor escribieron. (Se oye pinchando en la barra verde)

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Y para no entorpecer con más palabras el sonido, dejo hoy sólo en este día que amanece un poco nublado un artículo sobre “EL ASOMBRO” que no sé dónde archivar, ¿quizás en ecología?

Felíz fin de semana y hasta el lunes,

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EL ASOMBRO

Lo que asombra no es tanto la semejanza entre los animales, sino lo que se parecen los materiales de los que están hechos, que la barba de una ballena tenga el color y la consistencia de una uña de hombre.

El 99,9 por ciento de todas las especies que han existido en la Tierra, han desaparecido ya; y me asombra que aún estemos hablando de ballenas, teniendo en cuenta que sus barbas son anteriores a esas uñas que arañan la tierra y los mares como nunca antes se hizo. Todo es puro asombro. Allá donde quiera que estén hoy las golondrinas, seguro que les habrá escrito otra carta, ¿la vigésima?, ¿la cuadragésima?, Ramón Gómez de la Serna. Parecen ya las golondrinas más una carta, un verso, que un pájaro. De no haber regresado, arrastraríamos otra de esas cicatrices que duelen más cuando están cerradas, al acercarse el verano, al pasar una nube, o al dar otra vuelta al mundo la luna llena, la luna blanca, la luna lunática, que es la fantasía asombrada, preguntando cómo pudo inventar algo tan hermoso.

Me miro las uñas. Están nacaradas como el periostraco de un caracol de los mares. El pelo tiene algo de alas de pájaro, los brazos de rama. Puede que estemos hechos con un poco de todo lo que hay, de todo lo que hubo. Que sea el hombre material de derribo.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC, Lunes 29-4-2002

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