La costa gallega es tan hermosa que al mirarla se tiene miedo de que pase el tiempo. Es amplia, limpia y abierta. Libre, como era la libertad antes de que nadie la nombrara. 

Mónica Fernández-Aceytuno

La costa gallega es tan hermosa que al mirarla se tiene miedo de que pase el tiempo. Es amplia, limpia y abierta. Libre, como era la libertad antes de que nadie la nombrara.

Mónica Fernández-Aceytuno

Así de azul estaba ayer a mediodía la ría.

Gracias por participar en este lugar de la Naturaleza,

Mónica Fernández-Aceytuno

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La costa gallega es tan hermosa que al mirarla se tiene miedo de que pase el tiempo. Es amplia, limpia y abierta. Libre, como era la libertad antes de que nadie la nombrara.

Tiene unos acantilados por los que descienden árboles que deberían estar encaramados a los montes, y lo mismo se oye en el mar un ruiseñor que el chirrido de los charranes.

Las playas poseen el blanco nacarado del interior de una concha y el agua está fría, a veces helada, pero al salir nos llevamos su sal, su yodo, su claridad, su modo de brillar en mil centellas con el sol de la tarde.

Mónica Fernández-Aceytuno

De “La hermosa costa gallega”

ABC, 14-8-2006

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