Recién incorporado al archivo de esta página…El corzo en el paisaje es un sueño que ya se sueña solo.

Mónica Fernández-Aceytuno

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Mónica Fernández-Aceytuno

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CORZO EN EL PAISAJE

Se parece a un funcionario, el que escribe. Está uno, como individuo, siempre rodeado de papeles que se pierden y se guardan y reaparecen.

Doy carpetazo a lo hecho y salta como una última

esperanza un artículo de Juan Perucho, sobre los paisajes, una Tercera publicada en 1993 que se lee como si estuviera recién escrita. Por aquel año, en Valladolid era raro ver un corzo por los campos y sin embargo hace sólo tres semanas José Ramón Delibes Senna-Cheribo cuenta que vio dos machos, muy jóvenes, por los páramos de Valladolid, junto a una carretera, como se ven los corzos en Francia y en Alemania por los paisajes de cereal, en grupos y no solitarios. Según Delibes, cuya tesis doctoral se centró en el corzo andaluz, la expansión de este cérvido hay que atribuirla a su capacidad de adaptación, a su inteligencia y a que, frente al gamo y el ciervo, suele tener dos crías, incluso tres en cada parto. Tres corcinos.

Anticipándose a lo que vendría, cita Perucho en su artículo la obra de Ortega y Gasset “Paisaje con una corza al fondo”.

En Galicia se esconden ya entre los cerezos, muy cerca de las casas, y dejan a la altura de sus cabezas el tronco deshilachado. El corzo en el paisaje es un sueño que ya se sueña solo.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC, 8-12-2003

Fondo de Artículos

de la Naturaleza de

www.aceytuno.com

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