20:02 De cualquier otra ciudad de la que regreses, vuelves con gusto a casa, menos de Río de Janeiro porque, al volver, aunque sea primavera y hasta el castaño de Indias rosa esté florecido, todo parece triste, frío y apagado…

20:04 Por las calles de Río, sobre aceras que parecen hechas con trocitos blancos de corales y negros de basalto, anchas como mareas, caen de los árboles unas flores amarillas casi tan grandes como las del magnolio y de pétalos sencillos y muy redondeados, en cuyo centro tienen un color rojo muy intenso, casi granate. A la gente le hace gracia que te detengas a recolectar estas flores del suelo porque para ellos no es algo excepcional ver esas flores tan grandes sobre las aceras.

La floresta es allí lo consuetudinario. El otro día me contaron que alguien, por no bajar a desayunar, pidió que le subieran a la habitación con el café una cesta de frutas exóticas, y le llevaron peras y manzanas.

Anteayer apareció una tortuga marina en Copacabana y sólo cuando un canal de televisión que rodaba un reportaje en la playa se detuvo a sacarle algún plano, se agolparon los niños junto a la tortuga.

Las fragatas volaban por encima.

Qué pequeños nos tienen que ver en la playa las aves desde arriba.

Feliz día,

Mónica Fernández-Aceytuno

P.S. De hoy 23 de abril a las 11:35

Mientras deshago el equipaje, voy dejando poco a poco también aquí lo escrito, y entre las cosas que voy ordenando, acabo de colgar UN TAPIZ DE PULPOS, en Cefalópodos, y la LUZ DEL SILENCIO, en Celentéreos. Ambos pinchando en ARTÍCULOS DE NATURALEZA. También LA NADA sobre la Rosalia alpina en Insectos.

Hasta mañana.

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