Acabo de hacer esta fotografía, a las 12:30 de esta mañana, por si alguien no vio jamás un avellano florecido. Faltán aún las flores femeninas que recuerdan a las estrellas de mar

Acabo de hacer esta fotografía, a las 12:30 de esta mañana, por si alguien no vio jamás un avellano florecido. Faltán aún las flores femeninas que recuerdan a las estrellas de mar

Acabo de hacer esta fotografía, a las 12:30 de esta mañana, por si alguien no vio jamás un avellano florecido. Faltán aún las flores femeninas que recuerdan a las estrellas de mar, pero en diminuto.

Cuando salgan, traeré su fotografía porque de ahí es de donde nacen, con el polen de estos amentos, las avellanas.

Que pasen un buen día.

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Y hoy en ABC:

MÓNICA FERNÁNDEZ-ACEYTUNO

AVELLANO

El avellano no es un árbol sino un ramo abierto de troncos, seis, siete, ocho, que surgen de la tierra y que apuntan a todas las direcciones por donde pudiera ir el viento que lleve lejos el polen que sale hoy de sus amentos.

NATURALEZA en ABC.es

Y ayer…

MANTA DE TREN

El tren pasa entre avellanos bravos; por eso no lo veo. Hasta mi casa llega sólo un ruido que ya no es el del tren, sino el del tren filtrado por las hojas ásperas, y el de las hojas sólas, y el de las ramas que se echan a volar cuando pasa un mercancías. Con cada sacudida, la de las diez, la de las doce y media, caen las avellanas a la vía, y se quedan entre las piedras grises, casi negras; o caen al terraplén, a la tierra; y así el tren, cuando ya se está yendo, cuando ya se ha ido, cultiva avellanos sin querer, como cultivan plantas de otro mundo los marineros que llevan, en la suela de los zapatos, semillas que germinan cuando ya han zarpado.

He visto desde el tren a los avellanos de cerca, y el tejado de mi casa de lejos. Si no fuera porque soy yo la que vive ahí, me hubiera preguntado: ¿quien vivirá ahí, tan en medio del monte? ; ¿quien vivirá ahí?, me he seguido preguntando delante de las casas por las que el tren lleva mi mirada: casas cuyos antiguos dueños, tal vez tan antiguos como los rosales trepadores de las estaciones, debieron de pedir que el tren pasara por su puerta, o, quizá, hicieron su casa más tarde, a la orilla del tren, dejando sólo un pequeño jardín entre la vía y la casa. SIGUE AQUÍ

Mónica Fernández-Aceytuno

BLANCO Y NEGRO, Domingo 3-10-1999

Fondo de Artículos de la Naturaleza

de www.aceytuno.com

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En esta fotografía enviada ayer por Cristóbal García, se aprecia por qué se llama cogujada a esta ave.
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