Libando de las pequeñas flores blancas de los cenizos, hallé otra especie de mariposa, había varios individuos revoloteando, muy pequeños e inquietos.

Libando de las pequeñas flores blancas de los cenizos, hallé otra especie de mariposa, había varios individuos revoloteando, muy pequeños e inquietos.

Libando de las pequeñas flores blancas de los cenizos, hallé otra especie de mariposa, había varios individuos revoloteando, muy pequeños e inquietos. Según la guía que he consultado, creo que se trata de un licénido de los llamados azulados, concretamente una mariposa que se llama “Canela estriada”, aunque no estoy muy segura.

Pilar López

COSAS DEL OTOÑO

En muchas cosas se nota que ya es otoño.

El otro día, dos personas recogían las aceitunas de un olivo que forma parte desde hace unos años de una zona ajardinada que hay enfrente de mi casa. Antiguamente, esta urbanización era un gran olivar, y todavía se conservan algunos olivares en las afueras de la ciudad, donde aún no han llegado las construcciones.

Al llegar al campo, hicimos lo propio con nuestros pocos olivos. Luego, mi padre endulzará las aceitunas echándolas en agua con orégano, ajo, laurel, mejorana (también llamada almarauje) y sal. Me gusta el tronco de los olivos, porque han crecido en ellos varias especies de líquenes que les dan aspecto de árboles antiguos.

A mediodía comimos castañas, las primeras de la temporada.

En el huerto, me encontré de nuevo con una mariposa Colias, la fotografié y comprobé que era un ejemplar distinto al del otro día, pues la mancha blanca que tiene en el centro de las alas y que les hace parecer que están rotas, era un poco más redonda.

Libando de las pequeñas flores blancas de los cenizos, hallé otra especie de mariposa, había varios individuos revoloteando, muy pequeños e inquietos. Según la guía que he consultado, creo que se trata de un licénido de los llamados azulados, concretamente una mariposa que se llama “Canela estriada”, aunque no estoy muy segura.

También revoloteando entre los frutales del huerto, estuvo todo el día un Papamoscas Cerrojillo que iba de un lado para otro, nervioso con mi presencia. Seguro que comió bien, pues había muchísimas moscas, y mosquitos cuyas larvas esperan su oportunidad para convertirse en adultos flotando sobre el agua verdosa del pilón.

Una Curruca Cabecinegra emitió su chirriante matraqueo y me costó descubrirla entre las ramas del madroño, que ya tiene yemas florales.

Al atardecer, pasaron cuatro avefrías. Según me contó un compañero de trabajo, que es fotógrafo de la naturaleza y hace unas fotografías maravillosas, este verano algunas avefrías han permanecido en charcas del entorno de la ciudad, e incluso han nidificado en sus cercanías.

Por la noche, se plantó en el cielo una tremenda luna llena, luna de octubre, con su halo de nubes. Al día siguiente, amaneció algo nublado, aunque no ha vuelto a llover.

Si lloviera…sería más otoño si lloviera.

Un cordial saludo.

Pilar López.

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